En cuanto te sea posible

 


Hace unos días, escuchando un programa deportivo, hablaban sobre la importancia del buen clima dentro del vestuario, que era necesario que hubiera una camaradería no solo dentro de la cancha, sino y sobre todo, fuera de ella.

Desde mi punto de vista esta apreciación es muy cierta, es muy difícil, no solo en el futbol, en cualquier trabajo, compartir tareas con gente con la que te llevas mal. Quienes han vivido o viven esta experiencia, saben que es así, cada minuto se hace eterno, cada palabra que debemos cruzar con nuestro compañero, resulta una tortura y muchas veces cometemos errores producto de evitar todo tipo de intercambio.

Sin dudas que estas cosas afectan el rendimiento de un equipo, la producción de una empresa y si ocurre en el hogar, daña fuertemente la armonía familiar, una casa dividida contra si misma, no prosperará.

¿Pero que pasa con nuestros vecinos y la gente que nos rodea?

No es nuevo para nadie que vivimos tiempos especiales, le solemos dedicar mucho mas tiempo al celular que a las charlas con los vecinos, antes era muy común compartir en el almacén o en la panadería, pero ahora, a pesar de todas las cosas que se han inventado para optimizar nuestro tiempo, solemos tener agendas muy apretadas.

Como cristianos se nos hace difícil poder hablarle del amor de Dios a alguien que cruzamos en la calle y ni buen día le decimos, ni hablar de los momentos de dificultad 

¿Cómo podemos ayudar o recibir ayuda en una situación difícil, si nuestra actitud siempre fue la de juzgar y condenar?

Hace unos días me preguntaba ¿a cuántas personas podría pedirles vasijas si fuera la viuda de Eliseo?

El profeta le dijo a la viuda, "ve y pide vasijas a tus vecinos" y ella volvió con muchas vasijas para que aconteciera el milagro

¿Alguna vez te preguntaste por qué los vecinos, muchos vecinos, le prestaron las vasijas?

Pienso que aquella mujer, mas allá de las situaciones que estaba atravesando, tenia una buena relación con su comunidad, con sus vecinas, con quienes le rodeaban, seguramente muchas de esas personas opinaran diferente que ella en muchos temas, pero me da la sensación que, en lugar de crear barreras, tendió puentes, en lugar de sembrar cizaña, se dedico a servir a quienes le rodeaban, seguramente sin sospechar que en algún momento iba a necesitar de la ayuda de todos ellos.

Volviendo al futbol, si el numero nueve esta peleado con el puntero, si lo culpa en cada centro o se enoja cuando define mal, si el golero culpa a los defensas y si los jugadores culpan al entrenador, difícilmente ese equipo logre cosas importantes.

Probablemente, como cristianos, debamos dar el primer paso, la Biblia nos enseña que, en cuanto nos sea posible, estemos en paz con todos, no podemos esperar que los demás lo hagan, comencemos a derribar muros y a construir puentes, en la familia, en el trabajo y en nuestra comunidad, primeramente porque es nuestra responsabilidad compartir este mensaje hasta lo ultimo de la tierra, pero además, porque no sabemos en que momento necesitaremos pedir vasijas prestadas

2 Reyes 4 :3-6    

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