“¿Bajamos en esta viejo?”
Preguntó con vos nerviosa, apenas el 145 había pasado Centenario.
Se podía notar su emoción
“No sabes lo feliz que soy viejito, esto es como volver a la
vida”
Y si, lo se y lo entiendo, estos mas de 6 años sin poder ir
a la cancha, fueron el precio, el alto precio, de estar en el lugar y el
momento equivocados, pero eso ya está, hoy se vuelve
Mientras caminamos las cuadras hacia el Parque, me va contando
cosas,
“21 años tenía la ultima vez que vi a Nacional personalmente”
No lo quiero mirar, siento como se le quiebra la voz
mientras habla, seguramente intentará disimular esas lagrimas que humedecen su
cara, no quiero que se sienta incomodo, yo también he llorado de emoción por
Nacional
A medida que nos acercamos, más rápido camina,
“Me acuerdo el gol del Colo que nos dio el campeonato?
Viejo, estar acá me da vida”
Seguramente, si no sentís la misma pasión por Nacional, lo
que te cuento te parezca una tontería, y siendo racional, tenes razón, pero
este sentimiento va mucho mas allá de lo racional, es ilógico, irracional y
desproporcionado, pero es como el motor que nos impulsa.
Muchos sacrificamos algunos almuerzos para pagar la cuota
social, desafiamos fríos, lluvias, calores intensos y alguna que otra alerta meteorológica,
pero estamos ahí, en la cancha, saludando a la distancia a quienes vemos fin de
semana tras fin de semana, de muchos no sabemos ni los nombres, pero son
nuestra familia, la familia grande, esa familia con la cual nos abrazamos y quedamos
sin voz gritando un gol, pero cuando no se dan los resultados nos pasamos horas
y horas hablando para buscar la solución. Esa familia con la que podemos llegar
a discutir por temas de futbol, formación del equipo y hasta por alguna decisión
arbitral en la que no estamos de acuerdo, pero que sabemos que por mas fuerte
que pueda ser la discusión, cuando llegue el próximo partido, volveremos a
sentarnos juntos y a abrázanos en un grito de gol o en el festejo de un
campeonato, esto es Nacional, familia, compartir, ayudar al otro, es bastante
mas que futbol, por nuestras venas corre sangre tricolor, nuestro animo y
humor, suelen estar muy relacionados a los resultados deportivos obtenidos.
No voy a osar, ni por un instante, en pedirte que lo
entiendas, si no lo sentís, no lo vas a entender, solo quería contarte esto,
que para mi es muy importante, ver a mi hijo feliz por volver a su lugar en el
mundo, mientras lo miro subir apresuradamente los escalones de ingreso, mi
corazón explota de felicidad y siento ganas de abrazar a cada uno de ustedes,
abrazarlos y agradecerles por mantener intacta, a pesar del paso del tiempo, la
identidad Tricolor, el respeto, el cariño y la solidaridad, ya está, ya estamos
en la Atilio, es un partido del clausura, pero para algunos de nosotros, será recordado
como la final intercontinental
Gracias a todos
Salú Nacional
Viva por siempre el CLUB GIGANTE
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